La maloclusión dental es una patología muy habitual en nuestra sociedad. Las personas con este problema presentan una alineación incorrecta de los dientes causada por una alteración en la mandíbula o el maxilar. Al morder, quien padece maloclusión nota que los dientes superiores e inferiores no encajan correctamente.
Según algunos estudios, entre el 70 y el 75% de la población infantil y juvenil española presenta algún tipo de desviación de la oclusión bucal (el contacto que se produce entre los dientes). Entre estas personas, aproximadamente el 35% necesitará de forma urgente un tratamiento de ortodoncia.
¿Qué es exactamente la maloclusión?
Se trata de cualquier alteración del crecimiento óseo del maxilar o de la mandíbula, así como de la posición de los dientes, que impiden una correcta función del masticado. Además, puede suponer una alteración estética para el paciente que la sufre y llegar a causarle problemas psicológicos derivados de la falta de autoestima e inseguridad.
¿Cuándo se puede detectar el problema?
A los dos años y medio –en algunos casos, antes; en otros, un poco más tarde– es cuando se suele diagnosticar la maloclusión dental. Esto es así porque a esa edad, por norma general, los niños ya han completado la dentición temporal (les han salido todos los dientes de leche) y, si existe algún problema de alineación incorrecta de los dientes, suele ser evidente.
Además, en ese momento, los menores empiezan a dominar las funciones fisiológicas de masticación, deglución y fonación, acciones que, de no realizarse correctamente, pueden dar pistas a los padres sobre la posibilidad de que exista un problema de maloclusión.
El pediatra, en ese caso, valorará el estado de la boca del niño y le derivará, cuando sea necesario, al odontopediatra que como especialista lo ira controlando y no recomendará ninguna acción hasta la dentición mixta.
¿Todas las maloclusiones son iguales?
No. Existen distintos tipos de maloclusión dental:
- Las denominadas transversales aparecen por una alteración en la anchura de los maxilares o por anomalías en las inclinaciones de los dientes, que provocan una mordida cruzada.
- En las verticales, no hay contacto de los dientes superiores e inferiores o, por lo contrario, el contacto excesivo hace que se solapen demasiado.
- Por último, las maloclusiones sagitales tienen su propia clasificación según la posición de los molares.
Factores clave de la maloclusión dental
Una maloclusión puede deberse a distintos factores, que van desde las causas naturales hasta las heredadas, pasando por las de tipo adquirido, y que influyen en el desarrollo normal de la boca y la dentadura.
- En algunas familias, padres e hijos presentan una anomalía en la posición dental. Es el caso de la desproporción entre el número y el tamaño de los dientes y los huesos en los que se encuentran. Estos antecedentes familiares deben ser detallados en la historia clínica.
- Hábitos de succión. Algunas rutinas de succión infantil deberían desaparecer para poder corregir de forma natural y espontánea la maloclusión que provocan. En este sentido, conviene evitar el uso prolongado del chupete, así como la succión del dedo o el uso del biberón. Lo ideal sería que no se extendieran más allá del año, y que, en ningún caso, superaran los dos años del niño.
- Otros hábitos. Durante la infancia, también destaca la presencia de hábitos anómalos –en ocasiones relacionados con estados nerviosos–, como el mordisqueo de las uñas o de bolígrafos, que pueden alterar la articulación mandibular.
- Respiración. La respiración por la boca puede provocar una deformación de la constitución del paladar. Una respiración normal por la nariz permite el equilibrio entre los dientes y los distintos órganos que forman la boca. Se debe vigilar y examinar la nariz y la faringe del niño para evitar dolencias que pueden constituir obstáculos a la respiración nasal normal.
Otras causas de la maloclusión
Existen otras causas que pueden originar maloclusión; entre ellas, la pérdida de dientes temporales prematuramente o la falta total de ellos. Las repasamos.
- Por caries. Aunque el porcentaje de niños con caries ha descendido en los últimos tiempos, gracias a la mejora de los hábitos de higiene dental, este problema aún persiste, íntimamente relacionado con hábitos de alimentación poco saludables, en los que los azúcares tienen un protagonismo exagerado. Es importante que el odontólogo trate las caries lo más prematuramente posible, incluso cuando se trate de dientes de leche.
- Por traumatismo. Las roturas dentales son muy frecuentes en los pequeños, especialmente en verano, cuando pasan más horas jugando al aire libre. La atención de los traumatismos debe ser siempre de urgencia para evitar secuelas con pronósticos más graves.
- Por agenesia. La maloclusión por agenesia se da cuando faltan piezas dentales en la boca porque no se han llegado a formar.
¿Cómo tratar la maloclusión dental?
La ortodoncia, con el uso de aparatos fijos o removibles, suele ser lo que mejor funciona para corregir el alineamiento defectuoso de los dientes, los huecos excesivos entre ellos o los desplazamientos de piezas mal ubicadas en la boca. El objetivo es restablecer una correcta oclusión de la forma menos invasiva posible.
No obstante, en casos graves, puede ser necesario recurrir a la cirugía. El especialista será quien determine si hace falta una cirugía ortognática y qué posterior tratamiento hay que seguir para corregir los problemas que están provocando la maloclusión dental.
Olga Rabassa
Directora Odontóloga Clínica Dental