Si los antibióticos no se usan de forma correcta y responsable, se puede acabar generando resistencia bacteriana: un grave problema para la salud que te explicamos cómo prevenir.
Los antibióticos o antimicrobianos son medicamentos muy habituales para el tratamiento de infecciones orales, y es que en la cavidad bucal conviven más de 700 especies bacterianas distintas.
Las infecciones más habituales y que afectan a la salud bucodental son las caries, enfermedades periodontales, gingivitis, abscesos periodontales o coronaritis, entre otras. Pero no todas las infecciones orales se pueden tratar con antibióticos, como, por ejemplo, las caries o la mayoría de gingivitis.
Lo más importante para tener en cuenta es que los antibióticos tratan las infecciones bacterianas, no las causadas por virus. Su mal uso o abuso pueden ser los factores iniciales de la aparición de cepas resistentes.
Por eso, es crucial que odontólogos y profesionales médicos analicen cada infección y los antecedentes del paciente antes de cualquier prescripción, además, por ejemplo, de la composición de la flora bacteriana oral del paciente.
¿Cuándo prescribir un antibiótico?
En odontología, los antibióticos se usan principalmente para tratar infecciones graves, como los abscesos dentales, que pueden causar complicaciones si no se solventan adecuadamente.
Lo más importante es que los antibióticos se prescriban cuando es conveniente, porque comportan muchos beneficios para el paciente, pero también conllevan riesgos asociados. Además de posibles reacciones alérgicas o efectos secundarios, pueden generar la denominada resistencia antimicrobiana (RAM).
Por lo tanto, el Consejo General de Dentistas de España recuerda que los antibióticos solo deben prescribirse “cuando exista una fuerte indicación clínica para ello”. Es decir, los dentistas –que según el Consejo son los responsables del 10% del total de las prescripciones antibióticas– deben recetar estos medicamentos únicamente cuando sea estrictamente necesario.
¿Qué es la resistencia a los antibióticos?
Según la OMS, la resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud mundial. De hecho, en los últimos años el número de microorganismos de la cavidad bucal que se han vuelto resistentes a los antibióticos ha aumentado.
Las razones son, en parte, una mala indicación y el hecho de que muchos pacientes no respetan la dosis o la duración del tratamiento prescrita por el odontólogo. También es un problema la automedicación.
Un estudio publicado en 2022 en la revista científica The Lancet corroboraba que la resistencia a los antibióticos está en el origen de 1.270.000 muertes al año en el mundo.
En Europa, se estima que cerca de 33.000 muertes son consecuencia de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos. Es decir, una cifra similar a las muertes producidas por gripe, tuberculosis y VIH/SIDA. Solamente en España, se calcula que esta resistencia a los antibióticos está detrás de más de 3.000 muertes.
Cómo prevenir la resistencia a los antibióticos
Para luchar contra la resistencia a los antibióticos, por lo tanto, lo mejor es limitar su uso, pero, sobre todo, es vital prevenir todas las infecciones posibles. Para ello, se recomienda:
- Lavarse las manos correctamente
- Asegurar una buena higiene de los alimentos
- Vacunarse contra enfermedades infecciosas
- Seguir correctamente las pautas del tratamiento antibiótico
- Llevar una alimentación que favorezca una buena salud bucodental
Uso responsable de los medicamentos
Es importante seguir correctamente las pautas que indica el profesional médico cuando prescribe un tratamiento antibiótico. Tomar este tipo de medicamentos siempre debe hacerse bajo prescripción médica y siguiendo estos consejos:
- No automedicarse. Esto puede empeorar una infección oral o crear resistencia a los antibióticos.
- Seguir la dosis y la duración del tratamiento recomendada por el odontólogo.
- No interrumpir ni suspender el tratamiento sin consultarlo previamente con el profesional.
- Guardar el antibiótico en un lugar fresco y fuera del alcance de menores.
- No utilizar un antibiótico más allá de su fecha de caducidad.
- Al final el tratamiento, devolver el medicamento a la farmacia.
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