Aunque la higiene es el factor más importante para la salud bucodental, existen otros factores como los determinantes socioculturales, el tabaquismo, el consumo de azúcares o la carencia de calcio y micronutrientes que influyen en la salud bucodental de las personas. Determinados grupos de alimentos y nutrientes tienen beneficios para los dientes y encías, y pueden ayudarnos a tener una boca más sana.
El té verde, al ser rico en polifenoles, ayuda a reducir los niveles de las bacterias asociadas con las caries y enfermedades de las encías, además de ayudar a eliminar la halitosis. Evitar la acción de las bacterias sobre las encías y preservarlas de los ataques que provienen del exterior, contribuye a evitar la aparición de enfermedades periodontales, lo que también incrementa la probabilidad de preservar y conservar los dientes naturales.
Los alimentos ricos en flúor, como el pescado, la carne, las espinacas, la lechuga, las zanahorias, las cebollas, los copos de avena o el pan de centeno, contribuyen a mejorar el estado y la resistencia del esmalte dental , a evitar la aparición de caries y de bacterias que producen sarro, ya favorecer la entrada de iones de calcio y fosfato en la estructura del diente, lo que ayuda a su remineralización.
Los lácteos son una fuente de calcio y proteínas tienen un ph alcalino que puede neutralizar el ácido que forman en la boca las bacterias que producen caries. El queso libera una gran cantidad de calcio que se mezcla con la placa y se adhiere a los dientes, protegiéndolos contra el ácido que causan las caries y ayudando a la reconstrucción del esmalte. Algunas investigaciones han concluido que las personas que toman alimentos ricos en ácido láctico, como el yogur, tienen menos indicadores de enfermedades de las encías.
Si no se ingiere una cantidad suficiente de calcio, el organismo se ve obligado a extraerlo de los huesos. El hueso que acusa antes la pérdida de calcio es la mandíbula, especialmente el hueso alveolar, que es el que soporta el diente. Al perder su apoyo, aumenta su movilidad. Si se incrementa la ingesta de calcio, es posible experimentar mejoras en los procesos inflamatorios y en la movilidad dental.
El fósforo es el segundo mineral más presente en el organismo y tiene un metabolismo muy ligado al del calcio, siendo importante para la estructura de huesos y dientes. Podemos encontrarlo en alimentos de origen animal como los lácteos, los huevos o el pescado, y en alimentos de origen vegetal como las legumbres, las pipas de girasol, el germen y el salvado de trigo, las nueces y los calabacines.
Las frutas y verduras ricas en fibra como las manzanas, las zanahorias o el apio estimulan el flujo de saliva, que es una defensa natural contra las caries, elimina las partículas de alimentos, limpia la boca y neutraliza los ácidos que atacan y hacen mal bien los dientes.
El déficit de vitaminas del grupo B puede provocar la retracción de las encías, sensibilidad a las mucosas de la boca y dolor de muelas. Concretamente, la ingesta insuficiente de vitamina B2 puede producir inflamaciones en la lengua, grietas en la zona bucal o fisuras en los labios. Por su parte, la vitamina B3 desempeña un papel importante en la prevención de la periodontitis, al igual que la vitamina B12, que además ayudaría a prevenir inflamaciones en la lengua. Podemos encontrar vitaminas del grupo B en alimentos como los champiñones, la carne, el pescado, los lácteos, los huevos, el hígado, las legumbres, la levadura de cerveza y algunos cereales y vegetales verdes.
Las vitaminas del grupo C contribuyen a mejorar los mecanismos de defensa del organismo, por lo que ayudan a prevenir y combatir el sangrado de las encías y gingivitis, que representan las primeras fases de la enfermedad periodontal. La vitamina C también desempeña un papel importante en la producción del colágeno de las encías, que realiza la función de reparar y cicatrizar sus tejidos. Además, ayuda a proteger los vasos sanguíneos ya bloquear los ataques de las bacterias en boca. Existen muchos alimentos ricos en vitamina C que tenemos a nuestro alcance. Podemos destacar los cítricos, los kiwis, la guayaba, el pimiento rojo, el tomate, las grosellas, el perejil, el caqui, el repollo de Bruselas, las espinacas y la coliflor.
La vitamina D garantiza una adecuada absorción de fosforo y calcio, siendo uno de los nutrientes más importantes a la hora de mantener los dientes y los huesos fuertes y sanos. Además de ofrecer protección contra la osteoporosis, también protege las encías y piezas dentales de los agentes externos que pueden dañarlas. Las principales fuentes naturales de vitamina D que podemos obtener a través de la dieta, son los pescados como el bacalao, el salmón, el arenque (especialmente el hígado), los huevos y, en menor cantidad, los lácteos y los cereales.
La vitamina D se sintetiza en la piel a través de una enzima precursor y por la acción de los rayos ultravioleta. Exponernos a la luz del sol unos minutos al día será suficiente para contribuir al buen desarrollo de este proceso, pero hay que tener en cuenta que la ropa, vidrio o pigmentos de la piel filtran la radiación ultravioleta e interfieren en la síntesis de esa vitamina.
Ciertos alimentos ayudan a limpiar los dientes. Las zanahorias, manzanas, peras y pepinos, además, tienen grandes cantidades de agua y permiten diluir los efectos de los azúcares que contienen.
Masticar chicle sin azúcar incrementa hasta diez veces la producción de saliva, aumentando el ph de la placa y ayudando a neutralizar el ataque de los ácidos. Al estimular la producción de saliva, ayuda a remineralizar el esmalte dental y incrementar su dureza.