Los procedimientos quirúrgicos de los tratamientos con implantes dentales están protocolizados y se realizan prácticamente sin molestias. Se administra anestesia local y únicamente se percibe el run-run de los instrumentos y sensaciones de presión en la boca. Estos protocolos son personalizados y presentan algunas diferencias, en función de cada caso particular.
De acuerdo con la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, incluyen:
1. Fase inicial de estudio y planificación
En la primera consulta para la realización de un tratamiento de implantes, se elabora una historia clínica con una completa exploración de la boca y se realizan diferentes pruebas diagnósticas (radiografías, TAC,…), para acabar haciendo unos modelos de yeso. Con la información obtenida, se planificará la cirugía mediante un programa informático que permite realizar un diagnóstico personalizado y una simulación de la intervención quirúrgica a realizar.
Los tratamientos con implantes dentales osteointegrados requieren procedimientos de alta complejidad técnica, de modo que la fase de planificación y estudio se convierte en muy importante y deberá alcanzar una serie de objetivos:
- Informar al paciente sobre los distintos tipos de implantes y prótesis.
- Valorar de forma individualizada el estado de salud bucodental y general del paciente, para conocer posibles riesgos o contraindicaciones del tratamiento.
- Recomendar el momento idóneo para efectuar el tratamiento, ya que algunas de sus fases pueden alterar ligeramente el estilo de vida de la persona.
- Identificar la cantidad y calidad de hueso disponible para colocar los implantes, la relación de espacio protético y la distancia hasta las estructuras nobles como senos maxilares y nervios dentarios.
- Ofrecer al paciente un plan de tratamiento que incluya información de los procedimientos clínicos necesarios para su caso.
- Recuperar la salud integral, orientándolo sobre otros posibles tratamientos que pueda necesitar, ya sean odontológicos o no.
- Ofrecer asesoramiento sobre tratamientos previos o posteriores a la intervención.
2. La fase quirúrgica
La colocación de los implantes dentales requiere de una o más intervenciones quirúrgicas en función de la naturaleza de cada caso. El proceso se realizará en una o dos fases. La elección de un procedimiento u otro dependerá de criterios individuales que serán valorados por el equipo implantológico. La aplicación de anestesia local y la posibilidad de sedación consciente garantiza la ausencia de dolor y molestias a lo largo de toda la intervención.
Si el procedimiento quirúrgico se desarrolla en dos fases, en la primera se inserta el implante, dejándolo totalmente cubierto con la encía durante un período de tiempo variable. Durante la cicatrización, generalmente, entre tres y seis semanas, el tejido de la encía cubre el implante. Posteriormente, se empieza a formar hueso al votante y en el propio implante, en un proceso llamado osteointegración.
En la segunda fase, una vez pasados tres meses y medio en el maxilar superior y dos en el inferior, se realiza una pequeña incisión en la encía para comprobar el buen estado del implante y efectuar la conexión del pilar de cicatrización , que servirá de nexo de unión con el medio bucal y que hará la función de unirlo con la futura prótesis.
3. Fase de mantenimiento
Muchos estudios han demostrado que los tratamientos mediante implantes tienen un elevado grado de seguridad, fundamentado en la existencia de unos protocolos de control y mantenimiento exhaustivos.
Una vez finalizado el proceso, es muy importante que el paciente siga unas normas de mantenimiento para alargar la vida del tratamiento. Un buen cepillado y la utilización de cepillos interproximales después de cada comida, no fumar y asistir a las citas programadas de control serán fundamentales para conseguirlo.
La necesidad de establecer una vigilancia y unos cuidados de mantenimiento periódico se ve justificada para evitar contaminaciones bacterianas y posibles desajustes de las prótesis por el desgaste de la función y el paso del tiempo.
Las revisiones de mantenimiento van dirigidas a controlar la evolución de los resultados del tratamiento a lo largo del tiempo, detectando cualquier situación desfavorable que se pueda producir y actuando en consecuencia. En caso de que no aparezcan problemas, que es lo más probable, se ejecutan rutinas diagnósticas y preventivas dirigidas a garantizar la salud a largo plazo.
Si se acude a las fases de mantenimiento periodontal marcadas por el especialista, conseguiremos evitar problemas como la mucositis o complicaciones más graves como la periimplante, preservando los tejidos blandos y circundantes en perfecto estado y cohesión.
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Dra. Olga Rabassa
Centro Médico Atlántida