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Las claves para combatir el bruxismo

En los últimos años, han aumentado sensiblemente los casos de bruxismo: un trastorno que a menudo pasa desapercibido y que está relacionado con el estrés y la ansiedad, respuestas fisiológicas muy habituales en los excepcionales momentos que estamos viviendo a causa de la pandemia de la COVID-19. Pero, ¿qué es el bruxismo?

Sufrir dolor de mandíbula o de cabeza al despertar puede ser consecuencia de padecer bruxismo. Este trastorno, a menudo desconocido por quien lo padece, hace que la persona apriete de forma inconsciente la mandíbula, principalmente durante las horas de sueño. Sin entender de edades ni de sexo, el bruxismo puede aparecer en cualquier momento y llegar a convertirse en una enfermedad crónica. Aunque, afortunadamente, se trata de una afección que puede mitigarse con diversos tratamientos.

¿En qué consiste el bruxismo?

El bruxismo es una enfermedad. Es una actividad fuera de lo corriente (lo que se denomina “parafunción”) que, según los expertos, afecta a un número de personas cada día más elevado. De hecho, los casos se han multiplicado en la última década. Una de las explicaciones más comunes atribuibles a este fenómeno es la que considera que la expansión del bruxismo va ligada al creciente ritmo de vida que desarrolla la sociedad actual, dada la relación existente entre este trastorno y el estrés. De hecho, este problema podría ser consecuencia de estados alterados de nervios; es decir, una reacción a las tensiones acumuladas. En cualquier caso, se ha observado que padecer estrés aumenta la intensidad con la que se presenta el bruxismo.

Por otro lado, además de factores psicológicos, como la ansiedad y el estrés, pueden darse factores musculares que desencadenan el trastorno. Además, influyen diferentes elementos personales, como la manera de encajar los dientes o la posición que se adopta durante el sueño.

La persona que padece bruxismo, también definida como bruxómano, tiene el hábito involuntario de apretar y rechinar los dientes. Y, en este sentido, se diferencian dos tipos de bruxismo:

  • el céntrico, que consiste en apretar los dientes
  • el excéntrico, que consiste en rechinar los dientes (apretar los dientes desplazando la mandíbula)

Ambos pueden suceder de día o, lo que es mucho más habitual, por la noche, mientras dormimos, En este caso, el afectado puede padecer la enfermedad sin enterarse durante mucho tiempo, sufriendo las consecuencias que de ella derivan: desgaste dental y dolores diversos. También hay que tener en cuenta que, durante la noche, no hay prácticamente saliva, por lo que el bruxismo puede ser más patológico (los dientes casi no disponen de lubricación, por lo que terminan frotándose dos superficies casi secas, lo que puede causar daños mayores).

Los síntomas del bruxismo

Como cualquier trastorno, el bruxismo provoca unos síntomas determinados que dan la voz de alarma para que se ponga remedio al problema. Ahora bien, identificarlos por uno mismo no es fácil. En realidad, en muchas ocasiones, el problema es detectado por la pareja, quien se da cuenta de que, por las noches, la mandíbula del bruxómano emite ruidos. En otras situaciones, quien repara en ello es el odontólogo, al apreciar un desgaste dental inusual o cierta movilidad en los dientes.

Por otro lado, existen efectos causados por el bruxismo que se pueden considerar síntomas, como los dolores producidos en la cara, especialmente en la mandíbula, y los de cabeza u oído.

Además, el bruxismo puede ser causado por otros trastornos y convivir con ellos, como el insomnio, la ansiedad o los estados depresivos. Sea cual sea la causa, es importante tener presente todos estos síntomas para, en caso de sufrirlos, comenzar a tratar el problema con la mayor celeridad posible.

Todos podemos padecerlo

El bruxismo no es un problema que afecte a un grupo de la población o a personas con un perfil determinado. No obstante, la tendencia marca que el número de pacientes femeninas es algo superior.

¿Se puede evitar el bruxismo?

El primer paso para evitar el problema es reconocerlo, por lo que hay que estar atento a los síntomas anteriormente citados. En cuanto a la prevención, esta no tiene una utilidad destacada, ya que apretar la mandíbula o rechinar los dientes es un acto involuntario. Aún así, los siguientes consejos pueden ayudar a paliar el problema:

  • Realizar una revisión dental con cierta periodicidad
  • Evitar las aberturas de la mandíbula muy pronunciadas
  • Intentar no morderse las uñas
  • Dado el papel que juegan los nervios y la ansiedad en el desarrollo de este trastorno, hay que procurar librarse del estrés y llevar una vida relajada en la medida de lo posible
  • Evitar comer chicle, para evitar parafunciones orales

Seguir estos consejos, así como emplear férulas dentales, no significa suprimir el trastorno, pero puede contribuir a mitigarlo notablemente.

¿De qué forma puedo tratarlo?

Existen distintas maneras de hacer remitir el bruxismo.

  • Férula de descarga: Se trata del tratamiento más recomendado, aunque su precio es algo elevado. Consiste en la utilización de un protector bucal hecho a medida que hace que las articulaciones y los músculos puedan descansar y se evite el choque dental. De esta manera, se pueden evitar los dolores posteriores y mejorar el sueño, mitigando parte del cansancio y del estrés que el bruxismo puede ocasionar.
  • Acupuntura: Se puede emplear como un tratamiento alternativo para reducir la tensión y los nervios que acumulamos a lo largo del día.
  • Relajación y ejercicios musculares: Teniendo en cuenta la relación del estrés con el bruxismo, es importante incluir en el tratamiento técnicas de relajación y llevar una vida más tranquila, libre de nervios y tensiones.

El bruxismo en la etapa infantil

Es habitual que, durante la etapa infantil, sobre todo entre los tres y los seis años, los niños padezcan episodios de bruxismo transitorios. Se considera que son episodios normales y necesarios, que se dan con frecuencia entre los más pequeños, relacionados con el reemplazo dental. Si no provoca molestias (dolor de cabeza o de mandíbula, o problemas en los dientes), no es algo que deba preocuparnos, porque suele remitir solo. Sin embargo, si vemos que el bruxismo se alarga en el tiempo, podemos pedir cita con el odontólogo para que realice una revisión dental al menor.

La incertidumbre provocada por la COVID-19 ha generado muchas situaciones de estrés y ansiedad. El confinamiento, el uso de mascarillas, desconocer cuándo va a terminar esta situación… Todo ello puede hacer mella en la salud de mayores y también de los más pequeños. De hecho, algunos especialistas apuntan que cada vez son más los pacientes jóvenes que acuden a las clínicas por un bruxismo.

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